Las cataratas en gatos son una condición oftalmológica que afecta a la transparencia del cristalino, la lente natural del ojo, lo que provoca la pérdida parcial o total de la visión. Aunque los gatos desarrollan cataratas con mucha menos frecuencia que los perros, son muchos los felinos que ven su vida alterada por esta patología.
¿Qué es el cristalino y qué son las cataratas?
El ojo de un gato es análogo a una cámara fotográfica en la que hay diferentes medios ópticos como la córnea y el cristalino que actúan como las lentes del objetivo y un tejido que capta las imágenes, conocido como retina, que actúa como el sensor fotográfico.
El cristalino es la lente biconvexa ubicada detrás de la pupila y es esencial para enfocar de forma precisa la luz en la retina, permitiendo que el gato vea claramente.
Las cataratas son un problema oftalmológico que afecta al cristalino de los ojos, provocando un efecto de niebla. Este problema consiste en la pérdida de transparencia del cristalino, que se encuentra detrás del iris y sirve para enfocar y ver correctamente. El cristalino del ojo se nubla gradualmente y adquiere un color blanquecino o azulado. Al disminuir la transparencia de este, la luz que llega al ojo se va reduciendo y, cuando se vuelve opaco, el gato pierde visión y es más sensible a la luz. Esta opacidad se produce cuando se desalinean las fibras de este debido a una rotura en su tejido.
¿Qué puede provocar las cataratas?
Contrariamente a lo que sucede en perros, el origen más frecuente de cataratas en gatos no es la causa hereditaria. Pese a ello se han descrito este tipo de cataratas en gatos persas, en birmanos o en bengalíes. Algunas enfermedades como la diabetes pueden inducir la aparición de cataratas en nuestros gatos, pero es de nuevo mucho menos frecuente que en perros diabéticos.
Con diferencia, la causa principal de aparición de cataratas en felinos es la inflamación intraocular. Cuando el ojo presenta inflamación interna (uveítis) se liberan dentro de él sustancias que alteran la correcta nutrición del cristalino y éste puede volverse opaco. Desafortunadamente, las uveítis son frecuentes en gatos. En ocasiones, están relacionadas con enfermedades víricas (leucemia, inmunodeficiencia, peritonitis, herpes), pero pueden ser también secundarias a infecciones bacterianas o protozoarias (leishmaniosis).
Normalmente, son más frecuentes en gatos de avanzada edad, pero también pueden padecerlas animales jóvenes.
¿Cómo podemos identificarlas?
Las cataratas pueden formarse de manera inesperada o mediante un proceso largo y lento. En muchas ocasiones podemos observar un cambio de color o de aspecto en los ojos de nuestro animal donde la pupila se torna blanquecina o blanca. Este cambio de color es más evidente cuando hay poca luz y la pupila se dilata permitiéndonos ver una mayor parte del cristalino.
A veces, antes de observar este cambio de color en el ojo, podemos percatarnos de que nuestro gato tiene dificultad para calcular distancias cuando salta, ya no trepa por sitios donde antes sí que lo hacía o está más torpe y tira objetos en sitios donde antes pasaba y los sorteaba con facilidad.
Cuando la catarata se origina en una inflamación ocular severa podemos ver que los ojos de nuestro animal están enrojecidos y que son molestos provocando su rascado o haciendo que los mantenga frecuentemente cerrados.
Para poder detectarlas a tiempo, conviene conocer sus principales síntomas:
- Los ojos del gato presentan manchas blanquecinas o están totalmente cubiertos por una neblina blanca, azulada o grisácea.
- El gato presenta intolerancia a la luz.
- Se da golpes accidentales con los muebles o contra las paredes.
- Si notas que el animal ya no ve bien.
- El gato ha empezado a beber más agua de lo normal (síntoma de diabetes).
- El animal tiene conjuntivitis.
- Observamos un lagrimeo.
- El gato se rasca demasiado los ojos.
- El animal muestra signos de dolor en los ojos.
- Tiene secreciones en la zona de los ojos.
¿Cómo se diagnostican?
Cuando sospechamos que nuestro animal puede tener cataratas es importante buscar atención veterinaria para establecer el diagnóstico preciso. Para ello, el veterinario realizará una exploración oftalmológica completa con lámpara de hendidura que le permitirá establecer el nivel de afección del cristalino así como establecer el estado inflamatorio ocular. La medición de la presión intraocular es fundamental para establecer el tipo de inflamación que afecta a nuestro animal (hipertensiva o no) y para poder instaurar un tratamiento médico adecuado. El veterinario recomendará pruebas generales para intentar establecer el origen de la uveítis.
¿Tiene tratamiento?
Al igual que en perros, las cataratas carecen de tratamiento médico eficaz. Una vez formadas sólo pueden retirarse de forma quirúrgica. La intervención es similar a la que se hace en perros e implica la eliminación del cristalino mediante facoemulsificación y su sustitución por una lente intraocular.
Si la catarata es madura y no permite la observación directa de la retina se debe realizar una ecografía y una electrorretinografía ocular para saber si la retina funciona correctamente y si no presenta desprendimientos.
Tras la cirugía, es importante mantener un tratamiento médico antiinflamatorio y durante las primeras semanas son importantes los controles veterinarios. El porcentaje de éxito postquirúrgico en gatos es mayor del 90% cuando se han controlado las causas que originaron la catarata.
Hay que ser conscientes de que las cataratas en gatos son una condición oftalmológica que puede afectar a la calidad de vida de la mascota si no se diagnostica y trata adecuadamente. Desde IVeM recomendamos la observación cuidadosa de los síntomas, la atención veterinaria oportuna y la cirugía, son necesarios para un correcto manejo de la misma y para asegurar el mantenimiento de la visión de nuestro animal.