Anestesia por patología

Enfermedad endocrina

Las pruebas diagnósticas y las intervenciones quirúrgicas pueden resultar momentos delicados para nuestros pacientes, especialmente cuando se encuentran fuera de su entorno habitual y sin la compañía de sus familiares o seres queridos. Esta situación puede generar un mayor nivel de nerviosismo, lo cual dificulta tanto el trabajo de los profesionales como el propio estado de salud del paciente.

En el IVeM, comprendemos esta situación y es por ello que contamos con Quique Plaza, responsable del servicio de anestesia y analgesia.

Para asegurar el bienestar de nuestros pacientes y adaptar el procedimiento al paciente, el protocolo anestésico que se elige se basa en diversos factores, como el estado del paciente y el tipo de intervención a realizar, así como si presenta alguna patología preexistente. En este sentido, resulta fundamental llevar a cabo una consulta preanestésica con el fin de conocer en detalle a cada paciente que será sometido a anestesia.

En el IVeM, nos enorgullece brindar un cuidado integral a nuestros pacientes, y la consulta preanestésica es una parte fundamental de nuestro enfoque. Estamos comprometidos en proporcionar la máxima calidad de atención veterinaria, asegurándonos de que cada paciente se sienta cuidado, confortable y seguro antes, durante y después de cualquier procedimiento médico o quirúrgico.

 

El sistema endocrino está compuesto por glándulas como el páncreas, tiroides, glándulas adrenales y sistema reproductor, que secretan hormonas para regular el organismo. El eje hipotálamo-hipófisis controla este sistema.

La anestesia y cirugía afectan la producción de hormonas, lo cual es bien tolerado en animales sanos, pero puede ser perjudicial en enfermedades endocrinas. Estas enfermedades alteran la respuesta del organismo al estrés, aumentando el riesgo perianestésico. Se debe conocer las enfermedades endocrinas previas al realizar procedimientos, y tomar medidas adecuadas para controlar las alteraciones hormonales y garantizar la seguridad del animal.

Diabetes

Es una enfermedad causada por una insuficiente producción de insulina o una resistencia de los tejidos a la acción de la misma. Esto puede resultar en niveles altos de azúcar en la sangre, lo que puede ser peligroso para la salud.

En el caso de la anestesia en animales con diabetes, es cierto que presenta desafíos adicionales. El control de la glucemia perioperatoria es fundamental para asegurar que la anestesia sea exitosa y segura. Los niveles altos o bajos de azúcar en la sangre pueden afectar negativamente la respuesta del animal a la anestesia y aumentar el riesgo de complicaciones.

Antes de la cirugía, es importante evaluar y controlar cuidadosamente los niveles de azúcar en la sangre del animal diabético. Esto puede implicar ajustes en la dosis de insulina o en la administración de medicamentos antidiabéticos orales.

Además, se suele implementar terapia de líquidos en el período preoperatorio para mantener una hidratación adecuada y prevenir la inestabilidad hemodinámica en el período postoperatorio. El tipo y la cantidad de líquidos administrados pueden depender de la condición del animal, la duración de la cirugía y otros factores relevantes.

Hipotiroidismo

El hipotiroidismo es una enfermedad causada por una deficiencia en la producción de hormonas tiroideas por parte de la glándula tiroides. Los síntomas son comunes en los animales afectados por esta condición.

Debido a un posible metabolismo hepático más lento, se prefieren los anestésicos de vida corta y eliminación extrahepática, como los anestésicos inhalatorios y el propofol. Además, se recomienda el uso de fármacos que puedan ser antagonizados.

Es importante tener en cuenta que los animales hipotiroideos tienen una tendencia a la hipotermia, por lo que se deben implementar medidas para conservar el calor y realizar un calentamiento activo desde el inicio del procedimiento anestésico.

Debido a la marcada tendencia a la hipoventilación en estos animales, a menudo se benefician de la ventilación mecánica durante el procedimiento anestésico. Es fundamental una vigilancia cuidadosa durante la fase de extubación para evitar la hipoxia debido a la hipoventilación y la obstrucción de las vías respiratorias. Se recomienda la suplementación con oxígeno, la monitorización con un pulsioxímetro y la antagonización de los fármacos sedantes cuando sea posible.

 Hipertiroidismo

El hipertiroidismo es una enfermedad común en gatos de edad media o avanzada, mientras que en perros es poco común y generalmente está asociado a tumores malignos. Los gatos hipertiroideos suelen presentar un metabolismo acelerado, lo que resulta en pérdida de peso y aspecto descuidado. También pueden presentar cambios en su comportamiento, como agresividad y vocalización excesiva, así como una baja tolerancia al estrés.

El hipertiroidismo tiene efectos significativos en el sistema cardiovascular, incluyendo hipertensión sistémica (presión arterial alta) y cardiomiopatía hipertrófica (engrosamiento del músculo del corazón). También es común encontrar enfermedad renal crónica en gatos hipertiroideos.

Cuando se realiza una anestesia en un paciente hipertiroideo no controlado, existe un mayor riesgo anestésico. Es importante continuar administrando medicamentos antitiroideos hasta el día de la anestesia.

Una de las prioridades durante el procedimiento anestésico en gatos hipertiroideos es prevenir la hipotermia, ya que pueden tener dificultades para mantener su temperatura corporal debido a su tamaño pequeño y bajo índice de grasa corporal. Se recomienda monitorear la presión arterial, el electrocardiograma y la temperatura de manera cuidadosa durante la anestesia.

Es importante mantener la presión arterial media por encima de 70 mm Hg para asegurar una adecuada perfusión renal y miocárdica en gatos con hipertensión crónica.

Hipoadrenocorticismo

Esta afección se caracteriza por una producción insuficiente de hormonas, especialmente aldosterona y cortisol, por parte de la corteza adrenal.

Los signos clínicos de la enfermedad de Addison pueden variar desde síntomas leves e intermitentes, como vómitos, diarrea, anorexia y decaimiento, hasta crisis severas que incluyen deshidratación, bradicardia, hipotensión y síncope. Los análisis de sangre suelen mostrar leucopenia, anemia, hipoglucemia, hiponatremia y hiperkalemia.

La elección de los fármacos sedantes y anestésicos dependerá del estado clínico del animal y de la presencia de otras enfermedades concomitantes.

Durante la anestesia, es crucial monitorear la presión arterial y tratar la hipotensión de manera agresiva con fluidoterapia, vasopresores e inotrópicos positivos. La deficiencia de corticoesteroides puede reducir la eficacia de estos fármacos debido a su influencia en la regulación del tono vascular y el equilibrio electrolítico.

Después de la cirugía, es importante continuar con la administración de corticoesteroides en el postoperatorio inmediato. Las dosis se reducirán gradualmente en unos 2-3 días hasta volver a la terapia de mantenimiento.

Hiperadrenocorticismo (o enfermedad de Cushing)

El hiperadrenocorticismo que se caracteriza por una excesiva secreción de cortisol al torrente sanguíneo.

Los principales signos clínicos del síndrome de Cushing en los animales incluyen poliuria (aumento de la producción de orina), polidipsia (aumento de la sed), polifagia (aumento del apetito), pérdida de masa muscular, redistribución de la grasa (abdomen péndulo) y problemas dermatológicos como alopecia (pérdida de pelo), comedones (puntos negros) y piel fina. La hipertensión sistémica (presión arterial alta) y el riesgo incrementado de tromboembolismo también son hallazgos frecuentes.

Cuando se realiza anestesia en animales con enfermedad de Cushing, es importante tener en cuenta los factores de riesgo específicos del caso, así como los problemas asociados al hiperadrenocorticismo. Se recomienda estabilizar al animal mediante tratamiento médico antes de realizar cualquier procedimiento anestésico.

 

Además, estos animales pueden tener una capacidad de reserva respiratoria reducida debido a la debilidad muscular y la redistribución de los depósitos de grasa en el abdomen, lo que puede requerir ventilación mecánica durante la anestesia. Es importante monitorizar cualquier cambio repentino en la saturación de oxígeno, la capnografía y las variables cardiovasculares (como la taquicardia) que puedan indicar la aparición de un tromboembolismo pulmonar. Dado que la hipertensión sistémica es común, se recomienda monitorizar la presión arterial durante la anestesia y mantenerla en niveles similares a los previos a la anestesia.

No existen contraindicaciones específicas en cuanto a los fármacos anestésicos a utilizar en estos casos, aunque los animales con hipertensión crónica pueden experimentar hipotensión severa si se administran agentes vasodilatadores.

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