Tratamientos

Enfermedad renal u orinaria

Las pruebas diagnósticas y las intervenciones quirúrgicas pueden resultar momentos delicados para nuestros pacientes, especialmente cuando se encuentran fuera de su entorno habitual y sin la compañía de sus familiares o seres queridos. Esta situación puede generar un mayor nivel de nerviosismo, lo cual dificulta tanto el trabajo de los profesionales como el propio estado de salud del paciente.

En el IVeM comprendemos esta situación y es por ello que contamos con Quique Plaza, responsable del servicio de anestesia y analgesia.

Para asegurar el bienestar de nuestros pacientes y adaptar el procedimiento al paciente, el protocolo anestésico que se elige se basa en diversos factores, como el estado del paciente y el tipo de intervención a realizar, así como si presenta alguna patología preexistente. En este sentido, resulta fundamental llevar a cabo una consulta preanestésica con el fin de conocer en detalle a cada paciente que será sometido a anestesia.

En el IVeM, nos enorgullece brindar un cuidado integral a nuestros pacientes, y la consulta preanestésica es una parte fundamental de nuestro enfoque. Estamos comprometidos en proporcionar la máxima calidad de atención veterinaria, asegurándonos de que cada paciente se sienta cuidado, confortable y seguro antes, durante y después de cualquier procedimiento médico o quirúrgico.

Las alteraciones renales en pacientes veterinarios son condiciones médicas que afectan la salud y función de los riñones. Estas patologías pueden incluir enfermedad renal crónica, insuficiencia renal aguda, infecciones del tracto urinario, cálculos renales, entre otras.

 

Cuando se trata de anestesiar a un paciente con alteraciones renales, es importante tomar precauciones adicionales para garantizar la seguridad y el bienestar del animal.

Antes del procedimiento anestésico, es necesario realizar una evaluación preoperatoria completa para determinar el estado de salud general y la función renal del paciente. Esto puede incluir análisis de sangre y orina, pruebas de función renal y otros exámenes específicos según las necesidades individuales del paciente.

Si se detectan alteraciones renales significativas, es probable que se deba posponer o evitar la anestesia si el riesgo es demasiado alto. El objetivo principal es asegurarse de que los riñones del paciente estén funcionando lo mejor posible antes de la anestesia.

Durante la anestesia, se debe realizar un monitoreo cuidadoso de la presión arterial, la frecuencia cardíaca, la oxigenación y la temperatura del paciente. Esto es fundamental para detectar cualquier cambio o complicación y realizar ajustes en el protocolo anestésico si es necesario.

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