Existen numerosos motivos por los que las cataratas en perros pueden aparecer: dietas inadecuadas, inflamaciones del ojo, traumatismos... Sin embargo, es muy posible que un perro acabe sufriendo cataratas debido a la genética de su raza o como un problema derivado de la diabetes.
Las cataratas en perros es una de las causas más frecuentes de pérdida de visión. Debe de ser corregida tan pronto como sea posible, para que nuestra mascota continúe con su día a día sin limitaciones y no pierda la vista definitivamente.
Esta afección provoca una opacificación progresiva del cristalino, que es la lente transparente situada en el interior del ojo que permite enfocar con claridad objetos a diferentes distancias.
Una de las primeras señales que llama la atención a los familiares del perro es la opacidad de la pupila que, en muchas ocasiones, se asocia a una visión alterada y que provoca dificultades a la hora de superar obstáculos, subir escaleras o encontrar los juguetes.
Los motivos de las cataratas
Existen numerosos motivos por los que las cataratas en perros pueden aparecer: dietas inadecuadas, inflamaciones del ojo, traumatismos... Sin embargo, es muy posible que un perro acabe sufriendo cataratas debido a la genética de su raza o como un problema derivado de la diabetes.
Una bajada drástica de peso o beber mucha más agua que de la habitual, pueden ser una alerta sobre la diabetes. Un tratamiento a tiempo antes de que se enturbie el cristalino o que nuestro perro comience a moverse con torpeza, puede llegar a evitar la formación de la catarata.
Cómo se curan las cataratas en perros
Actualmente, al igual que en el hombre, no existe tratamiento médico eficaz para las cataratas. La única solución es pasar por quirófano tan pronto como sea posible para eliminar el cristalino opaco.
“La intervención consiste en sustituir la lente dañada por una nueva artificial”, explica Marcos Izquierdo, oftalmólogo veterinario de IVEM. “La recuperación de la visión es rápida pero el perro necesitará de un período de reposo de unas semanas durante las que llevará un collar isabelino para evitar tocarse los ojos, y será revisado con periodicidad en la clínica”, añade el oftalmólogo.
Sofi, nuestro último caso de éxito
Sofi es un pastor alemán con algunos problemas de salud, entre ellos la diabetes que le ha producido el desarrollo de cataratas. Sus familiares se dieron cuenta porque poco a poco fue cambiando su comportamiento habitual. “Comenzó perdiendo el color característico de sus ojos y poco a poco empezó a tropezar con todo y a desenvolverse con dificultades, explica su cuidador.
“La gran mayoría de las cirugías de cataratas tienen éxito y los perros recuperan sus actividades y comportamiento normales. Nos gusta ver cómo tras la cirugía vuelven a jugar e interaccionar con sus cuidadores como lo hacían antes de la enfermedad. No solo recuperan la vista sino también la vitalidad”, concluye Marcos Izquierdo.
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