¿Sabías que el Día Mundial del Gato se celebra en tres fechas diferentes a lo largo del año? Este día, dedicado a uno de los animales de compañía más queridos del mundo, se conmemora el 20 de febrero, el 8 de agosto y el 29 de octubre.
Para celebrarlo, queremos compartir contigo algunas curiosidades sobre estos fascinantes felinos que probablemente no conocías:
En 2004, arqueólogos franceses descubrieron en Chipre la tumba de un gato de 9,500 años de antigüedad, convirtiéndolo en el gato doméstico más antiguo conocido hasta la fecha.
Los gatos pasan entre 16 y 18 horas diarias durmiendo. Incluso mientras duermen, están alertas a cualquier estímulo.
Los gatos caminan primero con la pata derecha y luego con la izquierda, avanzando la mitad del cuerpo a la vez, similar a camellos y jirafas.
El 18 de octubre de 1963, Felicette, también conocida como Astrocat, se convirtió en la primera y única gata en viajar al espacio.
El gato más viejo registrado vivió 38 años y 3 días. Creme Puff, una gata nacida el 3 de agosto de 1967, vivió hasta el 6 de agosto de 2005.
Los gatos siameses pueden cambiar de color según su temperatura corporal. Poseen genes albinos que actúan a una temperatura de 36 grados, haciendo que sus huellas se tornen rubias o marrones.
Los gatos pueden emitir hasta 100 sonidos diferentes, en comparación con los perros que solo emiten 10. Esta capacidad los convierte en criaturas notablemente vocales.
Aunque los gatos domésticos usan maullidos y otros sonidos para comunicarse con los humanos, prefieren las señales olfativas entre ellos. Las feromonas juegan un papel crucial en su comunicación, permitiéndoles marcar territorio, reconocer a otros gatos y expresar estados emocionales.
Los gatos poseen una estructura en sus ojos llamada tapetum lucidum, que refleja la luz que pasa a través de la retina, permitiéndoles ver mejor en condiciones de poca luz. Esta adaptación les proporciona una visión nocturna superior, ideal para cazar en la oscuridad.
Los gatos tienen la capacidad de percibir vibraciones de baja frecuencia generadas por movimientos sísmicos. Esta sensibilidad podría estar relacionada con su agudo sentido del oído y su capacidad para detectar las mínimas vibraciones en el suelo.
